Arquitecta de formación, artista de oficio. Con su trabajo nos invita a pensar en otros modos de producción espacial.
Pilar Echezarreta es una joven arquitecta que nació en Barcelona 1975. A sus 6 años sucedería la primera de varias partidas futuras, las que de algún modo le otorgaron el rasgo de trotamundos que la caracteriza y contribuyeron en la creación de su obra: se trasladó con sus padres a la Ciudad de México en dónde creció y estudió, graduándose como arquitecta de la Universidad Iberoamericana de México en el año 2000.
De padre ingeniero y madre diseñadora de modas, crecí dentro de un taller rodeada de máquinas, telas, tubos, construyendo grúas y trenes. Para mí era la continuación, era elegir una profesión que conciliara técnica y arte. Entre lo racional y la belleza inexplicable de las cosas.
Pilar Echezarreta ubica su obra entre la frontera de la arquitectura y el arte, en donde función y materialidad se flexibilizan para adaptarse a soluciones de habitabilidad más económicas, ecológicas, cuestionando al mismo tiempo los paradigmas de solidez y anclaje al territorio de la arquitectura.
Para explicar su trabajo debemos situarnos en el año 1999, en donde apoyada por la beca Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, inicia un proyecto de investigación en base a una red de edificios que actuaban como filtros bioclimáticos a la vez que colaboran en la regeneración del medio ambiente en la Ciudad de México. En el año 2000 este proyecto fue seleccionado para exhibirse dentro de la exposición colectiva Supermodernismo (Improvisado) curada por el crítico de arte Guillermo Santamarina. La muestra buscaba poner de manifiesto la limitación que existía para ejercer el supermodernismo en México, al tiempo que exaltaba la imagen de futuro posible con los medios disponibles. Ese mismo año ganó una beca para estudiar Artes Decorativas en París, la que finalizaría en el año 2001.
En ese momento sentía una insaciable necesidad de aprender, de viajar, de salir de una ilusoria zona de confort, para emprender una aventura. De ver con mis propios ojos otras maneras de trabajar y de entender la Arquitectura, y desde luego el Arte. Este sentimiento se volvió mi pasaporte y moneda, hasta hoy.
Transcurrido su primer año allí, y mientras trabajaba en el estudio de arquitectura de Jean- Francois Bodin y Assoc., participó de la exposición Tensión-Compresión, Jóvenes Arquitectos Mexicanos en el Centro Cultural de México en París en donde expuso su primera pieza inflable: Cabina de Aislamiento Espacial. El trabajo proponía hacer de las constraints que caracterizan la realidad de la arquitectura latinoamericana, una posibilidad para explorar materiales no convencionales en la construcción, haciendo uso de la tecnología disponible, desplegando también la faceta ecológica de la propuesta. Al encontrarse en un límite difuso entre arte (por lo performático) y arquitectura (por su posibilidad de habitabilidad), se convirtió en un trabajo difícil de catalogar, lo que comenzó a otorgarle notoriedad en el mundo del arte.
A partir de los materiales utilizados en la vida diaria (bolsas de basura, hilo de costura, grapas…) surge un sub-espacio inflable que se puede instalar en cualquier espacio existente, creando una atmósfera inusual en nuestra morada, la atmósfera que modifica nuestra percepción habitual. Este trabajo contribuye a demostrar que cualquier material puede prestarse a la creación de espacios.[1]
En 2004 se trasladó a Nueva York para cursar la maestría en Diseño Arquitectónico Avanzado en la Universidad de Columbia. Durante los años siguientes colaboró con Arte Charpentier Architectes, en sus oficinas de París y China, desarrollando proyectos como el Centro Corporativo Seguros Axxa en Nanterre, el Centro Hotelero Accor en el Aeropuerto Charles de Gaulle de París o el Fashion City en Shanghai.
(..) Desde mis estudios en México tuve un pie en la práctica profesional trabajando al lado de grandes arquitectos y el otro pie cultivando un jardín de creación y experimentación que materializo a través del arte. Para mi teoría y práctica son plataformas complementarias, indispensables. Una alimenta a la otra.
También ha participado de numerosas conferencias y workshops a nivel internacional, manteniendo las exposiciones de su arquitectura inflable como una constante, destacándose entre ellas: This is not a toy (2003, París), Quelques m² a gonfler (2001, París), Golden Pearl & other prototypes (2010, Ciudad de México), Agencement with air (2012, Madrid), Mundo Minúsculo (2014, ciudad de Panamá).
Con frescura y un ánimo lúdico indiscutible Pilar Echezarreta nos invita a pensar en otros modos de producción espacial, en donde función y materialidad se flexibilizan para adaptarse a soluciones de habitabilidad más económicas, ecológicas, cuestionando al mismo tiempo los paradigmas de solidez y anclaje al territorio de la arquitectura.
En mi trabajo me gustar redefinir los límites, imaginar nuevas maneras posibles de ocupar un espacio, de relacionarse con el otro, y de inspirarme de disciplinas científicas o artísticas para llegar a la respuesta.
Los países latinoamericanos sufren de una voluntaria falta de planeación. Trabajamos siempre en la sala de urgencias. Sin darle el valor justo a la medicina preventiva. Esto no es malo pero es una condicionante de alto riesgo. Las grandes ciudades latinoamericanas se desarrollan como gigantes que comprometen nuestra calidad de vida, paralelamente se están haciendo enormes esfuerzos por proteger la dignidad del ciudadano.
UN DIA | UNA ARQUITECTA 2 
Te quiero llegarás lejos lucha por ello AVANTI!!!!!Mari Carmen
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