Arquitecta paisajista noruega fundadora de Gyaw Gyaw, trabaja con pobladores Karen en la aldea de Noh Bo, Tailandia.
Line Ramstad o “Nee Ga Mwee” (rostro sonriente) como la llaman en Karen, nació el 6 de febrero de 1975 en Noruega. Creció en una granja rodeada de su familia, afecto, educación y la motivación para desarrollar sus intereses.
Se graduó de arquitecta paisajista en el año 2003, después de haber obtenido la Licenciatura en Antropología y Geografía en 1999. Posteriormente trabajó durante 5 años como arquitecta paisajista en la firma Agraff Arkitektur de Noruega, años durante los cuales comenzó a preguntarse cómo podía desarrollar arquitectura que contribuyera a mejorar las condiciones de vida de las personas de lugares en vías de desarrollo.
Después de ser invitada a participar en el diseño del Jardín de la Amistad en Palestina, su primera experiencia en una zona afectada por la guerra, formó el grupo Tyin Barnehjem, en conjunto con dos estudiantes de arquitectura de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU). En 2008 lograron contactar con el director de un orfanato de niños Karen en la aldea de Noh Bo, sobre el lado tailandés de la frontera entre Tailandia y Birmania. Su objetivo se convirtió en desarrollar el diseño y la construcción de nuevos dormitorios para ese orfanato. Las “casas mariposa”, como posteriormente se conoció el proyecto de los dormitorios, se desarrolló en medio año. Paralelamente, y en cooperación con la NTNU, realizaron un taller para estudiantes de arquitectura de la universidad, lo que resultó en una biblioteca para otro orfanato del área. Una vez logrado el objetivo del Tyin Barnehjem, los dos estudiantes del equipo regresaron a Noruega pero Line decidió quedarse.
Durante un año Line Ramstad acompañó a algunos de los trabajadores involucrados en el proyecto del orfanato en emprendimientos para ONGs de la zona, los que paulatinamente inculcaron en ella su filosofía de vida, entre ellas Gyaw Gyaw, hacer las cosas paso a paso, lentamente. Demostrando gran respeto por la cultura local, fue creando espacios comunes para que la gente colabore en la construcción de los equipamientos necesarios para su propio desarrollo como individuos y comunidad. Ese respeto por la forma de vida de las personas, se tradujo también en la incorporación de las técnicas constructivas y los materiales del lugar, introduciendo solo pequeños cambios para mejorar lo conocido.
Al cabo de ese año, Line Ramstad regresó a Noruega. Renunció a su trabajo, vendió su departamento y estableció el nombre de Gyaw Gyaw como una organización registrada buscando a sus primeros sponsors, para radicarse en Noh Bo.
La decisión se dio de forma natural. Ya había estado en Noh Bo durante un año, mayormente trabajando junto a las personas que ahora son mis colegas. Teníamos antecedentes completamente diferentes, pero intereses similares, trabajábamos muy bien juntos y teníamos objetivos análogos para el proceso. También compartíamos la misma visión acerca de los períodos de implementación de los proyectos y sobre los edificios en sí mismos. Realmente disfruté mucho vivir en la aldea y fue interesante aprender más acerca del lugar, de las personas y de las metas que podríamos alcanzar juntos. Simplemente no estaba lista para irme.
Desde ese entonces, la organización ha crecido en miembros, al tiempo que ha desarrollado múltiples proyectos, incorporando a trabajadores locales, lo que les permite generar ingresos económicos para sus grupos familiares. El aspecto democrático de estos proyectos, no solo se traduce en una arquitectura más pertinente a las necesidades de sus usuarios, sino que trasciende los aspectos físicos para convertirse en una lección de cooperativismo.
Creo que la arquitectura, en el marco del trabajo de desarrollo humano, tiene el potencial de convertirse en un espacio democrático. Sin embargo, no siempre alcanza ese propósito debido a la falta de entendimiento del contexto cultural por parte de los arquitectos. Para que la arquitectura pueda ser un espacio democrático, los arquitectos deben invertir tiempo en entender a la comunidad local, sus particularidades y sus reglas y normas escritas y tácitas. Se trata de establecer un marco de confianza para luego, lentamente y de forma delicada, llevar a la mesa nuevas ideas y conceptos, siempre escuchando las preocupaciones locales. Si el acercamiento gentil puede promover la discusión y la conducta democrática, la arquitectura podrá facilitar prácticas democráticas. Pero esto sólo puede pasar si los arquitectos están dispuestos a ser menos orientados a los resultados y, en cambio, reconocen el proceso como una meta en sí misma.
La vocación de servicio y dedicación de Line Ramstad no sólo se ciñen a sus tareas como arquitecta dentro de la organización: análisis del impacto de los proyectos, desarrollo de programas, planes de regulación y desarrollo, ideación de proyectos, supervisión e incluso participación de la construcción; sino también a la difusión de su trabajo en el mundo, brindando charlas, participando de exhibiciones y publicaciones. Sin dudas, su compromiso con Gyaw Gyaw resignifican la relación usuario- arquitecto.
Cuando se trata de arquitectura y trabajo de desarrollo humano, parece que a menudo se olvida que hay gente real involucrada. Que el hecho de que no se vea de la misma forma a la que nosotros estamos acostumbrados desde occidente y no existan reglas escritas, no significa que no existan reglas no escritas. Que incluso si vamos a irnos una vez terminado el proyecto, las consecuencias de nuestro trabajo y comportamiento van a permanecer para las personas de la localidad.